44. Comenta el
paisaje agrario de dehesa representado en la fotografía (página 164).
El paisaje
agrario de la fotografía corresponde a una dehesa de encinas en Extremadura.
El medio físico muestra un relieve llano, propio de la penillanura[1] extremeña. El clima mediterráneo
puede deducirse de la vegetación dominante de encinas. Estas son árboles
de mediana altura, con tronco grueso y rugoso y copas globulares y amplias,
que soportan bien la sequía estival, propia del clima mediterráneo, y se
adaptan a todo tipo de suelos. En este caso se trata de la tierra parda
meridional, pobre por su acidez y escasez de humus, que
presenta, como muestra la fotografía, una estructura suelta, que lo hace
fácilmente erosionable, por lo que su principal dedicación son las dehesas.
Las dehesas son
explotaciones agroganaderas, que en las zonas de sierra aprovechan también
la madera de la encina y del alcornoque. La dehesa tradicional tenía una
principalmente orientación ganadera: sus pastos alimentaban a los rebaños de
ovino y de porcino, y, secundariamente, de bovino; parte de sus tierras se
cultivaban en largas rotaciones para proporcionar alimentos y rastrojos al
ganado durante la larga sequía estival, y el fruto de las encinas y de
los alcornoques se usaba en la etapa final de ceba del cerdo. En la
actualidad se han introducido cambios: una mayor orientación al ganado vacuno,
la dedicación a la agricultura de algunas dehesas con mejores
suelos y la reconversión hacia otros usos, como la caza.
El espacio
agrario está organizado en parcelas grandes.
Los usos del
suelo combinan, de forma equilibrada con las condiciones naturales, la explotación
ganadera, agrícola y forestal.
El uso
ganadero ha sido tradicionalmente el más habitual en las dehesas. Se
basa en el aprovechamiento de los pastos que crecen tras las primeras
lluvias de otoño y se agostan durante la fuerte y prolongada sequía estival, y
en el uso de los pastos que crecen a la sombra de los árboles. La ganadería que
se aprecia es la ovina, de carácter extensivo y baja densidad, destinada
al autoconsumo y a la venta en el mercado.
La
agricultura, dadas las características medioambientales, solo permite el cultivo
parcial y extensivo del suelo, en rotaciones muy largas con
barbecho. La más característica es la práctica “al tercio” en la
que las tierras, tras cultivarse, descansan los años siguientes, un año o más
como erial (sin sementera ni labranza) y el inmediatamente anterior al
nuevo cultivo con barbecho labrado, pero sin sembrar. Los cultivos son de secano
y se destinan a la producción de alimento y de rastrojos para el ganado durante
el largo periodo de sequía estival, en el cual desaparecen los pastos
naturales.
La explotación
forestal está constituida por el bosque de encinas aclarado, que
permite el aprovechamiento de su fruto, la bellota, para la alimentación
del ganado porcino, y el aprovechamiento de la leña. Esta procede
de la poda de los árboles, labor indispensable para aumentar la producción de
frutos, pero de elevado coste para el propietario.
Los
principales problemas que afectan a las dehesas en la actualidad son
los siguientes:
La
fragilidad del medio ambiente, derivada de la pobreza del suelo y
del retroceso de la vegetación natural, que colabora a su empobrecimiento y
acentúa la erosión natural. Este retroceso se ha visto favorecido por la
pérdida de usos tradicionales del encinar y la ampliación de la superficie
cultivada mecanizada en las áreas de mejores suelos, para la cual el arbolado
representa un obstáculo. Para evitar este problema se requiere un sistema
agrario que combine de manera equilibrada los diferentes usos del suelo, de
modo que pueda mantenerse el equilibrio ecológico.
Los bajos rendimientos agrarios[2], motivados por las
limitaciones del medio físico y el empleo de técnicas tradicionales, están
impulsando una intensificación relativa, consistente en una mayor orientación
hacia el ganado vacuno y hacia la agricultura mecanizada, y en la
generalización del aprovechamiento cinegético de las dehesas. Para evitarlo, la
Unión Europea está concediendo subvenciones al ganado ovino
extensivo.
Fuente:
Mª. Concepción Muñoz-Delgado, 2009, Geografía. Anaya, Madrid.
[1] Penillanura. Superficie de
erosión muy suavemente ondulada. En Extremadura están modeladas sobre pizarra
[2] Rendimiento agrario: producción
por unidad de superficie.