8. Observa el
gráfico y explica la evolución de la energía nuclear e hidráulica (página 193).
El gráfico
muestra la evolución de la producción interior de energía nuclear y de energía
hidráulica en España en ktep[1].
La energía
nuclear de fisión es la que se utiliza actualmente. Procede
de la fisión o separación de
átomos pesados de uranio. Estos, tras enriquecerse para aumentar su
concentración, se separan cuando son bombardeados con neutrones liberando gran
cantidad de energía.
En
España, su uso comenzó en 1969, y creció a partir de la crisis del petróleo,
que supuso la construcción de nuevas centrales nucleares. Pero, desde 1984,
su expansión se paralizó (“moratoria
nuclear”), debido a la oposición de la opinión pública ante los problemas
que comporta: la dependencia externa en el abastecimiento del uranio y en la
tecnología; el riesgo de accidentes; el almacenamiento de residuos radiactivos
de prolongada actividad (se realiza en la mina de El Cabril, Córdoba).
La producción
nuclear se realiza con
uranio importado de Níger, tras el cierre de las minas de Saelices (Salamanca), y abastece el 100% de las necesidades
nacionales.
Su
destino principal es producir
electricidad en ocho centrales nucleares, cuya localización responde casi
exclusivamente a decisiones políticas. También se emplea en medicina
(radioterapia, radiología). A partir de 1990 la producción se mantiene estabilizada. La
producción
de energía nuclear permite un autoabastecimiento del 100% y tiene como ventajas la no
emisión a la atmósfera de CO2 ni de
otras sustancias contaminantes causantes de la lluvia ácida y una mayor
estabilidad de los precios, frente a las oscilaciones y continuas subidas del
precio del petróleo. Pero también presenta problemas, como el riesgo de
accidentes, a pesar de los sistemas de seguridad existentes y el almacenamiento
de los residuos radioactivos.
La energía
hidráulica se obtiene a
partir de una fuente de energía
renovable, limpia e instantánea: el agua embalsada en presas y lagos, que
se hace saltar por tuberías y mueve turbinas conectadas a un generador que
transforma la fuerza mecánica en electricidad. La producción de energía hidráulica
comenzó en 1931; las cifras todavía eran
bajas, dado que las primeras centrales
eléctricas que se construyeron en España a partir de 1875 eran pequeñas centrales
térmicas, localizadas en general en el interior de los cascos urbanos, que
funcionaban con carbón o con gas de alumbrado, un derivado del carbón. Las centrales debían situarse entonces en
las proximidades de los centros de consumo porque el empleo de la corriente
continua impedía el transporte de electricidad a grandes distancias. Sin
embargo, a partir de 1925, se diseñaron importantes proyectos hidrológicos, que se tradujeron en la
construcción de numerosos embalses para obtener energía hidroeléctrica.
Este
hecho fue posible por el empleo de corriente alterna, que posibilita el
transporte de electricidad a largas distancias. Gracias a ello aumentó el empleo de la energía hidráulica, excepto
durante el periodo que siguió a la guerra civil en el que la producción se redujo debido a las
dificultades en el suministro para los equipamientos que tuvieron lugar durante
este periodo.
La
energía hidráulica
experimentó un enorme crecimiento entre 1940 y 1970, debido a la construcción de embalses. La producción
hidráulica se mantiene desde ese momento más o menos estable, y permite un
autoabastecimiento del 100%. Esta forma de producción energética tiene las ventajas de utilizar un recurso
renovable y de ser limpia e instantánea. Pero también presentan inconvenientes, como las fluctuaciones
de producción entre unos años y otro; los
impactos medioambientales de los embalses y la competencia por el uso del agua
embalsada con el consumo agrícola y doméstico. Desde 1970 se encuentra estancada
ante la primacía de la termoelectricidad, pues la necesidad de lograr un
abastecimiento seguro llevó a conceder prioridad a la producción termoeléctrica.
Fuente: Mª Concepción
Muñoz-Delgado. Geografía Bachillerato 2.
Anaya, Madrid.
[1] Ktep. La tonelada equivalente de petróleo (tep, en inglés toe) es una unidad de energía. Su valor equivale a la energía que
rinde una tonelada de petróleo.