9. Comenta el
gráfico del consumo de energía (página 189).
El gráfico muestra la evolución del consumo de energía
en España entre 1973 2011.
Las
fuentes de energía son los recursos naturales que proporcionan la
fuerza necesaria para transformar materias primas, mover máquinas y facilitar
el desplazamiento de personas y mercancías.
El
consumo de energía sirve también para medir el desarrollo de un país o
de una región. En España el consumo
energético se ha incrementado considerablemente desde 1973.
Las causas han sido el crecimiento de la demanda
industrial, y sobre todo, de los sectores del transporte por carretera; los
hogares, que han incrementado sus dotaciones en electrodomésticos y
climatización; y los servicios, que han aumentado su peso en la economía
española. El consumo
de energía español se caracteriza por basarse principalmente en fuentes no
renovables[1]: petróleo, gas,
carbón y energía nuclear, debido a que su tecnología está más avanzada y su
precio resulta más competitivo.
El consumo de
carbón se redujo
considerablemente a partir de la década de 1960, en la que fue sustituido en gran parte
por el petróleo. El gráfico refleja
cómo la crisis del petróleo de 1975
impulsó de nuevo el consumo de carbón
para reducir la dependencia del petróleo y desde entonces se mantiene bastante
estabilizado. Este consumo se basa en el carbón
nacional y en una creciente cantidad de carbón
importado de países como Estados Unidos, la República Surafricana, Australia e
Indonesia, que resulta más barato y menos contaminante. Su destino son las
industrias siderúrgica y cementera y la
producción de electricidad en centrales
térmicas.
El consumo de
energía nuclear se inició en 1969 y a partir de la crisis del petróleo de 1975 debido
a la construcción de centrales nucleares.
Desde que en 1984 se decretó la moratoria
nuclear motivada por la oposición de la opinión pública a este tipo de
producción energética, el consumo se mantiene estabilizado.
El consumo de
petróleo se incrementó a partir de la década de 1960 en que fue adoptado como
fuente de energía principal por la industria y por el transporte debido a su
bajo coste. Como muestra el gráfico,
la crisis de 1975
motivada por la espectacular subida de su precio no supuso un descenso en el
consumo de petróleo hasta la primera mitad de la década de 1980, debido al incremento del consumo de carbón y de la electricidad
producida en las centrales nucleares. Sin embargo, desde entonces el consumo de
petróleo se recuperó y no ha dejado de crecer a pesar de las continuas
oscilaciones de su precio. El consumo
se basa en su mayor parte en las importaciones
procedentes de países africanos, como Nigeria, de Oriente Medio, de América
Latina (México y Venezuela) y de Europa (Reino
Unido y CEI). Su destino principal, a partir de la crisis, es la obtención
de derivados para el transporte y para la industria.
El consumo de
energías renovables tiene una participación muy reducida en el consumo energético español, debido a
que su producción resulta más cara que la realizada con las fuentes de energía
tradicionales, al estar menos avanzada tecnológicamente. El consumo de
energía hidráulica se mantiene estabilizado, pues a partir de 1970
se paralizó prácticamente la construcción de nuevos embalses. Su destino es la producción de
electricidad en las centrales hidroeléctricas.
El gráfico muestra que el
consumo de las demás fuentes de energía renovables tiende a incrementarse a partir de la crisis del
petróleo, que impulsó la necesidad de mejorar el autoabastecimiento energético.
Las consecuencias de un consumo energético basado en fuentes de energía no renovables, que deben importarse en un elevado porcentaje, y que resultan muy contaminantes, son el agotamiento de los recursos; la dependencia externa en el abastecimiento, con el consiguiente incremento del precio y disminución de la competitividad económica; y un elevado impacto medioambiental, manifestado en la contaminación atmosférica, del suelo y de las aguas; la reducción de la biodiversidad y el riesgo de accidentes.
Las consecuencias de un consumo energético basado en fuentes de energía no renovables, que deben importarse en un elevado porcentaje, y que resultan muy contaminantes, son el agotamiento de los recursos; la dependencia externa en el abastecimiento, con el consiguiente incremento del precio y disminución de la competitividad económica; y un elevado impacto medioambiental, manifestado en la contaminación atmosférica, del suelo y de las aguas; la reducción de la biodiversidad y el riesgo de accidentes.
Fuente: Mª
Concepción Muñoz-Delgado. Geografía
Bachillerato 2. Anaya, Madrid.
[1] Energías no renovables. Son las que proceden
de recursos naturales limitados, y que, por lo tanto, se agotan.