"El que sólo busca la salida no entiende el laberinto, y, aunque la encuentre, saldrá sin haberlo entendido."
José Bergamín

SOBRE ESTE BLOG

Este blog está dirigido a estudiantes de Geografía e Historia de España, y Arte en Bachillerato, para que -además de encontrar la salida- entendáis el laberinto.

sábado, 3 de enero de 2015

INDUSTRIA. GRÁFICO DEL CONSUMO DE ENERGÍA, 1973-2011



 9. Comenta el gráfico del consumo de energía  (página 189).

El gráfico  muestra la evolución del consumo de energía en España entre 1973 2011.
Las fuentes de energía son los recursos naturales que proporcionan la fuerza necesaria para transformar materias primas, mover máquinas y facilitar el desplazamiento de personas y mercancías.
El consumo de energía sirve  también para medir el desarrollo de un país o de una región. En España el consumo energético se ha incrementado considerablemente desde 1973. Las causas  han sido el crecimiento de la demanda industrial, y sobre todo, de los sectores del transporte por carretera; los hogares, que han incrementado sus dotaciones en electrodomésticos y climatización; y los servicios, que han aumentado su peso en la economía española. El consumo de energía español se caracteriza por basarse principalmente en fuentes no renovables[1]: petróleo, gas, carbón y energía nuclear, debido a que su tecnología está más avanzada y su precio resulta más competitivo.

El consumo de carbón  se redujo considerablemente a partir de la década de 1960, en la que fue sustituido en gran parte por el petróleo. El gráfico refleja cómo la crisis del petróleo de 1975 impulsó de nuevo el consumo de carbón para reducir la dependencia del petróleo y desde entonces se mantiene bastante estabilizado. Este consumo se basa en el carbón nacional y en una creciente cantidad de carbón importado de países como Estados Unidos, la República Surafricana, Australia e Indonesia, que resulta más barato y menos contaminante. Su destino son las industrias siderúrgica y cementera y  la producción de electricidad en centrales térmicas.

El consumo de energía nuclear se inició en 1969 y   a partir de la crisis del petróleo de 1975 debido a la construcción de centrales nucleares. Desde que en 1984 se decretó la moratoria nuclear motivada por la oposición de la opinión pública a este tipo de producción energética, el consumo se mantiene estabilizado.
El consumo de petróleo se incrementó a partir de la década de 1960 en que fue adoptado como fuente de energía principal por la industria y por el transporte debido a su bajo coste. Como muestra el gráfico, la crisis de 1975 motivada por la espectacular subida de su precio no supuso un descenso en el consumo de petróleo hasta la primera mitad de la década de 1980, debido al incremento del consumo de carbón y de la electricidad producida en las centrales nucleares. Sin embargo, desde entonces el consumo de petróleo se recuperó y no ha dejado de crecer a pesar de las continuas oscilaciones de su precio. El consumo se basa en su mayor parte en las importaciones procedentes de países africanos, como Nigeria, de Oriente Medio, de América Latina (México y Venezuela) y de Europa (Reino Unido y CEI). Su destino principal, a partir de la crisis, es la obtención de derivados para el transporte y para la industria.
El consumo de energías renovables tiene una participación muy reducida en el consumo energético español, debido a que su producción resulta más cara que la realizada con las fuentes de energía tradicionales, al estar menos avanzada tecnológicamente. El consumo de energía hidráulica se mantiene estabilizado, pues a partir de 1970 se paralizó prácticamente la construcción de nuevos embalses. Su destino es la producción de electricidad en las centrales hidroeléctricas.  El gráfico muestra que el consumo de las demás fuentes de energía renovables tiende a incrementarse a partir de la crisis del petróleo, que impulsó la necesidad de mejorar el autoabastecimiento energético.

Las consecuencias de un consumo energético basado en fuentes de energía no renovables, que deben importarse en un elevado porcentaje, y que resultan muy contaminantes, son el agotamiento de los recursos; la dependencia externa en el abastecimiento, con el consiguiente incremento del precio y disminución de la competitividad económica; y un elevado impacto medioambiental, manifestado en la contaminación atmosférica, del suelo y de las aguas; la reducción de la biodiversidad y el riesgo de accidentes.
Fuente: Mª Concepción Muñoz-Delgado. Geografía Bachillerato 2. Anaya, Madrid. 


[1] Energías no renovables. Son las que proceden de recursos naturales limitados, y que, por lo tanto, se agotan.